Pantalla táctil
CPU
Sensores
Nuestros smartphones tienen un buen número de sensores que le permiten “relacionarse” con el entorno, lo que propicia que tengamos acceso a una buena cantidad de datos y funciones que son de uso cotidiano en el teléfono. Entre estos sensores se encuentran el giróscopo, (que permite cambiar la orientación de nuestra pantalla, muy útil en el visionado de videos o para juegos), la brújula, el sensor táctil (que puede ser resistivo o capacitivo) o el barómetro (que mide la presión atmosférica y ayuda a las aplicaciones que requieran posicionamiento).
GPU
Unidad de procesamiento gráfico. Su misión es aligerar el trabajo de la CPU, procesando las operaciones gráficas de nuestro teléfono. Este componente es muy importante a la hora de ejecutar aplicaciones con gran carga visual o videojuegos, y propicia que la velocidad del smartphone no se vea mermada cuando lo hacemos.
Batería/Administrador de energía
Este componente procura la energía que necesita nuestro smartphone para funcionar y, por tanto, de ella depende la autonomía del mismo y el tiempo que podemos utilizarlo antes de que necesite una carga.
Memorias
Existen dos tipos básicos de memoria en los smartphones: la RAM (random access memory) y la ROM o de almacenamiento interno.
La primera permite al teléfono acceder a los archivos para realizar las tareas básicas. Cuanto mayor sea la RAM de nuestro dispositivo, con mayor velocidad podrá realizar estas tareas. Por su parte, la memoria ROM funciona como el almacenamiento interno del smartphone. Resulta también crítica para su funcionamiento pues este espacio es vital para los archivos de sistema y el resto que son necesarios para el teléfono. Esta memoria también la utilizamos para almacenar nuestras aplicaciones, fotos o videos. El almacenamiento interno puede ser complementado con tarjetas externas tipo SD.
Cámaras
El uso de la cámara de nuestro móvil es algo tan cotidiano que muchas veces no somos conscientes de la complejidad de su funcionamiento interno. Las cámaras de los smartphones tienen su propia estructura con multitud de componentes imprescindibles para su funcionamiento: la lente, encargada de capturar, dirigir y enfocar la luz de forma adecuada; el sensor de imagen, que convierte la luz que recibe en señales eléctricas o el filtro de color, que permite que los sensores perciban los colores y puedan interpretarlos.